Hace meses pensé en este tema para documentar. En febrero ya tenía mi cámara y entré a un curso de foto periodismo, compartí porque quería hacerlo con algunas personas, leí libros, mande mails... Pero HOY cuando vi a esa mujer de 21 años con un niño de 3 y le explicaba mi proyecto mientras ella lloraba y lloraba, realmente supe cual es el sentido: hacer visible la problemática de la migración femenina. VER, VERLAS, VERME. Cuando le explicaba lo que quería y ella me miraba asustada, desafiante y protegiendo a sí niño, entendí que un segundo paso es propiciar mejores condiciones para la gente que migra, que estas fotos muestren para que mucha gente vibre .
Estoy agotada desde que tome la foto, ni siquiera la he querido ver de nuevo. Nunca voy a olvidar esa mirada.
"Nosotros, por el contrario, consideramos importante dejarse trastornar por el trastorno. Un síntoma no hace sino corregir desequilibrios: el hiperactivo es obligado a descansar, el superdinámico es inmovilizado, el comunicativo es silenciado. El síntoma activa el polo rechazado. Tenemos que prestar atención a esta intimación, renunciar voluntariamente a lo que se nos arrebata y aceptar de buen grado lo que se nos impone. La enfermedad siempre es una crisis y toda crisis exige una evolución. Todo intento de recuperar el estado de antes de una enfermedad es prueba de ingenuidad o de tontería. La enfermedad quiere conducirnos a zonas nuevas, desconocidas y no vividas; cuando, consciente y voluntariamente, atendemos este llamamiento damos sentido a la crisis" La enfermedad como camino
Aprendí a calmarme y estoy orgullosa de eso.
Los meses quieta me enseñaron a escuchar, a ver, a sentir y a dejar ir. No tan bien.... no como una experta, pero si estoy segura de que fue un gran beneficio aprender esta nueva forma de estar, para las semanas de vacaciones con familia propia y familia política, en donde más que nunca utilicé el : ustedes decidan, yo me acoplo, pues chéquenle... y por primera vez en mi vida no fui tan líder como era, no asumí el poder de tomar decisiones. En algunos lugares no era posible, en otros; no era deseable. Lo que si se... es que ese calorcito de ser seguidora, me enseño que estar en calma, tiene sus beneficios.
Justo estaba dispuesta a ya pasar la hoja de la CALMA, cuando en la tercer semana de vacaciones, (unas sorpresivas, ya en enero, en Manzanillo) me empecé a sentir muy mal. Después de pasar días brincando olas, aventándome a la alberca y haciendo malabar y medio por disfrutar a mis sobrinos, hice una pausa y dije: Me voy a recostar, me estoy sintiendo muy mal... subí, me dio un baño y saliendo comenzó la pesadilla: temperaturas altísimas, sudores, vueltas en la cama, dolor de cabeza y un dolor de pecho tan fuerte que parecía bronquitis, así, de repente.
Todo el camino, las maletas, el proceso de salir del lugar fue una pesadilla, el camino de cinco horas peor, la llegada al "frío" de Guadalajara y los diágnosticos "médicos" de todos: "De seguro estás insolada, es que !que bárbara! mira que morena llegaste!" "Estás deshidratada, toma mucho suero y mucha agua y come bien" y así, varias explicaciones a mi mal. Llegamos el lunes, para el martes ya me sentía morir, un ataque como de asma en la noche y una calentura me llevaron al doctor... me dio medicina directa para bronquios y me mando análisis, porque ni siquiera se veía una infección de garganta... Cuando escuché análisis por supuesto que pensé en no hacerlos... dije "x, en uno o dos días, se me quita, es una calenturita" y así de descuidada y abandonada de mi misma, seguí por la vida tomando tecitos valientemente, por 2 días más. Las calenturas, el dolor era insoportable, Fui a hacerme análisis el viernes, ya para entonces estaba convencida de que no tenía una calenturita.
Los resultados tan bellos!!!!! estaba enferma de tifoidea, brucelosis y proteux. Básicamente salí positiva a todo lo que podía salir positiva... cosas como proteux que nisiquiera se lo que significan, estaban alojados en mi desde hace meses y habían decidido elegir el último día de vacaciones para florecer.
Así que tengo una semana en cama, sin hacer prácticamente NADA, porque no puedo ni ver tele, ni hablar mucho, ni escribir mucho (hasta hoy) solo dejando pasar el tiempo.
LA CALMA ha vuelto a mi y ahora viene a enseñarme algo nuevo. No se que es, pero ya he sacado el primer provecho, volver a escribir.
Con el ultimo post y mi fractura, me he sentado a pensar, a
estar, cuidarme y esperar, estoy aprendiendo a aceptar lo que hay, ojo:
a-pren-dien-do,
Hice una lista de 24 cosas que no he hecho durante todos
estos años, por andar activa. La sorpresa ha sido descubrir como con todo el
tiempo del mundo, sigo sin hacer muchas de esas cosas que he postergado. Y
entonces empiezo a comprenderme. Si algo he aprendido en años de terapia es que
uno hace lo que es psíquica-mente, no hay pretextos. Uno hace lo que debe hacer, lo que desea hacer o lo que quiere hacer. Parece que yo he estado entre
el debo y el urge. Tristemente mi lista de cosas por hacer, mis 24, no eran
reales deseos postergados, sino reales obligaciones postergadas.
Y es que en esta sociedad en la que vivimos, nos
acostumbramos a hacer cosas productivas, a hacer lo importante y lo urgente, lo
que se tiene que hacer, dejando de lado lo lúdico, lo sano, lo del alma, lo que
se quiere hacer y se desea.A uno lo juzgan de loco por tener pequeños indicios de
salirse de esa vorágine loca de obligaciones.
A mis 33 años todavía paso por los restaurantes y algo muy dentro
de mi hace que me den muchas ganas de ser mesera. Sueño con estar cansada,
limpiarme el sudor de la frente, ponerme mi mandilito, contar mi propina, traer
las ordenes bien y esas cosas que salen en las películas... A los 17 años le
anuncié a mi mamá que no se preocupara, que con mi sueldo de mesera en la
ciudad de Guadalajara, yo podría por lo menos ayudarla con algunos de mis gastos.
Así de emocionada como estaba, así diametralmente opuesta era la cara de horror
de mi mamá. Nunca fui mesera. Tengo 16
años callando ese pequeño detalle en mi vida. Puede parecer una trivialidad,
pero ahí está, lo he ignorado durante tantas años, como pequeña lunetas en un
frasco de vidrio, que ya son demasiadas… pequeños deseos postergados, que
acumulados se vuelven grandes.
Nunca aprendí a cantar. Cuando estaba en la secundaria
compuse una canción, la ´puse música (obvio el círculo de sol) y hasta gane un concurso, yo fui la primera
de mis hermanos en aprender a tocar guitarra, nunca pasé del círculo de sol,
pero ahora a mis 33 años después de por lo menos 23 años de sentirme poco
musical, me doy cuenta que tengo un instrumento integrado que nunca he
aprovechado.Hace unos días una amiga me
invitó a ver cantar a su abuelita un domingo por la tarde. Solo fui porque estaba enyesada, estoy segura
que en otras condiciones hubiera estado tan cansada que no habría ido. Su
abuelita de 72 años cantaría en la glorieta Chapalita. Llegué en mi silla de
ruedas y me instalé. Me encontré con 20 viejitos ataviados cantando canciones
mexicanas. No sé si fue mi situación “vulnerable” o que me acordé de mi
abuelito quien cantaba todo el tiempo, pero me la pasé llorando muy conmovida. Recordé
lo mucho que me gusta bailar y sobretodo lo que me gusta el baila folkclorico, yo bailaba en la
preparatoria. He callado mi voz, he parado a mi cuerpo durante años
.
Cuando estaba en la prepa y dijeron mi nombre para que
pasara al frente, el discurso fue: Daniela Ortiz….alumna sobresaliente bla bla bla,
sueña con ser escritora… Durante toda mi vida he escrito miles de hojas,
escribo para aclararme, para entenderme, para explicarme, para todo. Mi
verdadero problema al perder mi celular, sería perder mis 500 y pico de notas,
con sueños, proyectos, ideas, pendientes, cuentas, etc. Escribo todo.
Donde escondí esa parte de mi? A donde se fue? Está tan
escondida entre facturas, recibos, listas de cosas por
hacer, horarios, apps para hacer el día más productivo, que siento que aunque
tiene ganas de asomarse, está sepultado.
En que parte de la vida uno hace las cosas que quiere y no
las que debe? En que parte de la vida haces lo que te gusta y no lo que puedes?
Y es que postergo, pienso mucho, hago menos. Toda la vida he
hecho listas de lo que tengo que hacer, nunca las he cubierto, porque ahora
entiendo que son listas externa, impuestas, obligadas, no de lo que realmente
quiero hacer, sino de lo que tengo que hacer, lo de que debería hacer.
No soy detallista, soy olvidadiza y además estoy fracturada.
No es que por estar fracturada que no puedo hacer las cosas, es que sin
fracturada no las he hecho, menos ahora.Toca aceptar lo que hay, la vida que he creado, el accidente que tengo y
lo que puedo hacer, lo que quiero hacer en este tiempo preciado, toca aceptar
quien soy y lo que mi alma realmente quiere hacer.
Hoy puedo decir que fracturada y no: Le doy de comer a gatos
de la calle, amo el olor de sabanas recién lavadas y sueño con un día poder
ordenar perfectamente mi cuarto, pero no me agobia, disfruto el proceso. No contesto el celular a tiempo nunca, soy muy
mala en tecnología, simplemente no estoy dispuesta a ceder mi espacio, mi
privacidad, mi tiempo. Me da mucha
flojera maquillarme,MUCHA y estoy
disfrutando cada día más, no tener ni una gota de maquillaje. Escribo, me gusta
ir al cine, hablo como perico, soy sumamente sensible y lloro todo el tiempo
viendo la tele. Mi primer hora de sueño son las 12, sino tardaré hasta las 3 en
dormir,Mi hora más creativa y
productiva es justo de las 12 a las 3.Hablo mucho, pienso más. Sueño mucho, analizo mucho. Olvido
lento... Soy irónica.
Nada ha cambiado, se me rompió el pie, no el alma. En realidad,
tal vez se me rompió el pie y por ahí pudo comenzar a asomarse mi alma.
La vida me mandó a estar calmada, sentada y en paz. Yo sigo insistiendo en estar activa. Hasta ayer que me dijo el doctor, que mi fractura necesitaba operación y un “clavito” o una “plaquita” fue cuando me cayó el veinte de lo que me estoy haciendo, seguir y seguir de terca, cuando todas las señales dicen: CALMA.
Toda mi vida he estado quejándome de no tener tiempo… de que siempre tengo muchas cosas que hacer y no puedo hacer esas cosas que me gustan, que me emocionan, porque siempre tengo prisa y cosas por hacer.
Elegí que el trabajo me consumiera mucho tiempo, mi vida giró en torno a trabajar y estudiar, a ser"exitosa" laboral y académicamente. Creo que lo logré medianamente, tuvo cargos quesque importantes y sueldos decentes, pero a estas “alturas de la vida” con 32 años y contando, ya no quiero que eso me consuma, ni me interesa, ni me emociona.
Así que después de mi cita de ayer, (la segunda advertencia de que tengo que estar sentada y con el pie levantado) quiero comenzar a estar sentadita y en paz. Quiero aprovechar este tiempo y verlo como un regalo. Ver todas esas películas que no he visto, hacer todas esas cosas que nunca he hecho, ordenar todos esos cajones que nunca he ordenado, revisar lo que he postergado por andar activa, por hacer y hacer y no parar.
Esta es mi segunda incapacidad, es de 14 días y me he propuesto en cada día, hacer algo que no hice durante los 32 años anteriores, me daré de regalo de cumpleaños hacer 24 cosas que he postergado.
El doctor me dijo que iba para largo, por lo menos 40 días de incapacidad, llevo los primeros ocho, así que hay tiempo para hacer y hacer.
Hoy comienzo con este blog, el primer deseo postergado.